Crisis hipertensiva: un abordaje integral desde la atención primaria. Archivos en Medicina Familiar 2020
La crisis hipertensiva consiste en una elevación sistólica >180 mmHg y diastólica >120 mmHg. Se subdivide en urgencia hipertensiva cuando no muestra alteración a órgano blanco, o bien como una emergencia hipertensiva, cuando la presión arterial puede causar repercusiones en órgano blanco. Esta última se asocia a mayor morbimortalidad en los pacientes. La hipertensión arterial afecta al 25% de la población adulta. En esta se invierte el 13.95% del presupuesto destinado a la salud. La crisis hipertensiva ocurre ante cualquier fenómeno estresante que influya en algún mecanismo fisiológico de control de la presión arterial. Las formas más comunes de emergencia hipertensiva son encefalopatía hipertensiva, accidente cerebrovascular, síndrome coronario agudo, edema agudo de pulmón, aneurisma disecante aórtico y eclampsia. El diagnóstico se realiza mediante historia clínica enfocada en antecedentes heredofamiliares, personales patológicos, interrogatorio por aparatos y sistemas, la exploración física, estudios de laboratorio y gabinete que confirmen la sospecha diagnóstica. El tratamiento en la urgencia hipertensiva pretende descender 20% de la presión en 24-72 horas, siendo el medicamento de primera elección el Captopril vía oral. Mientras que en la emergencia hipertensiva se busca reducir 25% en 1-2 horas por vía intravenosa, siendo la furosemida, nitroglicerina y labetalol los fármacos más utilizados.