Estrategias de ingesta de líquidos para una óptima hidratación y rendimiento. 2018
Las dos escuelas de pensamiento más comunes con respecto a las mejores prácticas de ingesta de líquidos durante el ejercicio son el consumo planificado vs. tomar según la sed o la ingesta ad libitum. Ambas estrategias buscan prevenir la hidratación excesiva o insuficiente y mantener el rendimiento. Sin embargo, el éxito de cualquiera de las estrategias dependerá del contexto del evento (duración, intensidad y ambiente), las características del individuo (estado físico, estado de aclimatación) y los objetivos del sujeto que hace ejercicio, entrena o compite.
El consumo planificado se define como el uso de un plan de ingesta preestablecido. Esta estrategia se refiere a beber cantidades predeterminadas de líquidos con el fin de minimizar las pérdidas de fluidos. Dado que existe una variabilidad considerable en las tasas de sudoración y las concentraciones de electrolitos en el sudor entre los individuos, esta estrategia de consumo recomienda un programa personalizado de reposición de fluidos. Al beber para aproximarse a las pérdidas de sudor, dentro de ± 2% de masa corporal (para prevenir la deshidratación y la ingesta excesiva), el objetivo de esta estrategia es atenuar el deterioro potencial del rendimiento físico, reducir la tensión cardiovascular y termorreguladora asociada con la deshidratación, disminuir el riesgo de complicaciones por calor (agotamiento por calor, golpe de calor) y prevenir la hiponatremia (Sawka et al., 2007).