Perfusión dirigida por objetivos práctica actual en técnicas de circulación extracorpórea. Rev CLC 2024
El artículo "Perfusión dirigida por objetivos: práctica actual en técnicas de circulación extracorpórea" ofrece una visión detallada sobre cómo la perfusión dirigida por objetivos (GDP) ha revolucionado el manejo de la circulación extracorpórea (CEC) en cirugías cardíacas. La CEC es crucial para mantener el soporte vital durante el paro cardíaco inducido que se requiere en las intervenciones cardioquirúrgicas. Sin embargo, presenta riesgos significativos, incluida la hipoperfusión, que puede llevar a daños en órganos y otros efectos adversos graves.
La técnica de GDP se desarrolla para personalizar la gestión hemodinámica según objetivos específicos, con el fin de optimizar la oxigenación y perfusión tisular. Esto implica una monitorización constante de parámetros vitales y la capacidad de realizar ajustes en tiempo real para mejorar los resultados del paciente.
En los últimos diez años, se ha demostrado que el GDP supera las técnicas tradicionales de perfusión, gracias a su enfoque personalizado y a la monitorización intensiva. Los beneficios incluyen una menor incidencia de complicaciones relacionadas con la perfusión inadecuada, como la acidosis metabólica y la isquemia de órganos.
El artículo también aborda el uso de tecnologías avanzadas de monitorización que permiten la medición en tiempo real de indicadores críticos como la entrega de oxígeno (DO2), el consumo de oxígeno (VO2), y la saturación venosa central de oxígeno (SvcO2). Estos parámetros ayudan a los médicos a ajustar la perfusión para mantener una oxigenación adecuada y evitar la disfunción orgánica.
Además, el artículo explica cómo la GDP utiliza parámetros integrados para una gestión más precisa y cómo los estudios han demostrado que los métodos basados en GDP pueden reducir significativamente los riesgos de lesión renal aguda y otros problemas graves postoperatorios.
En conclusión, el GDP representa un avance significativo en la perfusión durante la CEC, promoviendo mejores resultados clínicos mediante la optimización de la perfusión y oxigenación tisular. Este enfoque requiere una colaboración estrecha entre cirujanos, anestesiólogos y perfusionistas, así como la integración de tecnologías avanzadas de monitorización para lograr la mejor atención al paciente.