Traumatismo raquimedular Rev Chil Anest 2021
El nivel neurológico más frecuentemente comprometido en las lesiones raquimedulares por trauma es el cervical (16%-75%), seguido del torácico (16%-36%) y lumbar (9%-17%) según diferentes publicaciones. La brusca interrupción de la conducción nerviosa a nivel medular origina el cuadro de shock medular, caracterizado por un agudo compromiso neurológico, hemodinámico, respiratorio y urinario, asociado a problemas de termorregulación, con repercusiones neurológicas caracterizadas por un compromiso motor que se manifiesta como una parálisis fláccida con arreflexia, daño sensitivo, desaparición de la actividad simpática y pérdida de reflejos de adaptación en el territorio ubicado por debajo de la lesión. El manejo del trauma raquimedular asociado o no a politraumatismo debe iniciarse en la escena del accidente; la tendencia actual es hacia una inmovilización selectiva, haciendo una identificación del grupo de pacientes en los que tendrá un real beneficio. Se describe detalladamente el cuadro de shock medular o espinal y otros aspectos clínicos de la sección medular. El diagnóstico debe incluir un examen neurológico completo y estudios de imagenología; el tipo de imagen de elección es la tomografía axial computarizada (TAC). Se analizan las diferentes alternativas de tratamiento: cirugía descompresiva precoz o diferida, metilprednisolona, neuroprotección y neurorregeneración. Finalmente se detalla el manejo anestésico, cuyo objetivo debe perseguir el menor movimiento de la zona de la lesión (especialmente durante el posicionamiento y la maniobra de laringoscopía e intubación) y el mantenimiento de la presión de perfusión medular dentro de los límites más estables posibles. Los cuidados posoperatorios deben estar dirigidos especialmente al manejo de la analgesia, la prevención de la enfermedad tromboembólica y la desconexión de la ventilación mecánica.