🔍 Ejercicio y cambios de estilo de vida: clave para mejorar la artrosis de rodilla hoy
📌 Introducción
La artrosis de rodilla es una de las principales causas de dolor y discapacidad en adultos mayores, afectando su movilidad y calidad de vida. Aunque el ejercicio ha sido históricamente la piedra angular del tratamiento no quirúrgico, la evidencia reciente indica que su eficacia se potencia cuando se combina con modificaciones estructuradas del estilo de vida. Estas incluyen educación sobre la enfermedad, estrategias de afrontamiento del dolor, cambios dietéticos y actividades mente-cuerpo como yoga o tai chi. Integrar ambos enfoques no solo reduce el dolor y la rigidez articular, sino que también mejora la función física y puede retrasar la necesidad de intervenciones quirúrgicas. Este artículo presenta las claves prácticas y basadas en evidencia para implementar esta estrategia combinada en la atención clínica.
1️⃣ Educación del paciente y autocuidado
La educación específica sobre la artrosis, su fisiopatología y opciones de manejo permite que el paciente participe activamente en su recuperación. Comprender cómo la actividad física y los hábitos saludables impactan la articulación ayuda a mantener la adherencia al tratamiento. Talleres grupales o sesiones individuales pueden incluir estrategias para prevenir sobrecarga articular, pautas de autocuidado y recomendaciones para ajustar actividades cotidianas sin perder movilidad.
2️⃣ Estrategias de afrontamiento del dolor y manejo del estrés
La incorporación de técnicas de afrontamiento —como respiración diafragmática, relajación muscular progresiva o mindfulness— puede reducir la percepción de dolor y mejorar la tolerancia al ejercicio. El apoyo psicológico, ya sea presencial o a distancia, contribuye a mantener la motivación y disminuir la ansiedad asociada a la limitación física, potenciando así la participación en el programa.
3️⃣ Intervenciones dietéticas y control de peso
El exceso de peso incrementa la carga mecánica sobre la rodilla y agrava la degeneración articular. Programas estructurados de pérdida de peso, junto con asesoría nutricional y planificación de menús saludables, han demostrado mejorar el dolor y la función física. Incluso reducciones moderadas de peso pueden generar cambios clínicamente relevantes en la movilidad y la calidad de vida.
4️⃣ Ejercicio estructurado y progresivo
El entrenamiento de fuerza de miembros inferiores, el trabajo de equilibrio y la actividad aeróbica adaptada siguen siendo fundamentales. La evidencia respalda sesiones de más de 20 minutos, 2 a 3 veces por semana, combinando ejercicios de cadena cinética cerrada y abierta, con énfasis en la progresión gradual para prevenir lesiones y maximizar beneficios.
5️⃣ Actividades mente-cuerpo y adherencia
Disciplinas como tai chi o yoga no solo mejoran la movilidad y el equilibrio, sino que también favorecen la relajación y reducen la rigidez articular. Incorporar recordatorios, seguimiento telefónico o mensajes de texto aumenta la adherencia a largo plazo. La continuidad es clave: los beneficios se mantienen solo si el paciente persiste en el programa.
📈 Conclusión
La combinación de ejercicio estructurado y modificaciones de estilo de vida representa una estrategia respaldada por la evidencia para mejorar el manejo de la artrosis de rodilla. Este enfoque integral reduce dolor, rigidez y mejora la función física de forma más efectiva que el ejercicio aislado. Implementar educación, apoyo psicológico, control de peso y actividades mente-cuerpo en un mismo plan terapéutico aumenta la adherencia y potencia resultados clínicos. El llamado es claro: integrar y personalizar estas intervenciones en la práctica diaria puede marcar la diferencia para miles de pacientes.