González - Dietas vegetarianas. Implementación en la infancia y la adolescencia
Actualmente, hay en nuestro entorno un creciente interés por las dietas vegetarianas. Este tipo de alimentación tiene muchos aspectos beneficiosos para la salud, y la adquisición de hábitos alimentarios vegetarianos o pseudovegetarianos en la infancia puede repercutir favorablemente en la salud del adulto. La dieta vegetariana proporciona valores bajos de grasa saturada, colesterol y proteína animal y valores elevados de hidratos de carbono, fibra, magnesio, potasio, fólico, antioxidantes como las vitaminas C y E y productos fitoquímicos. Además, diversos estudios epidemiológicos han demostrado que los adultos vegetarianos presentan una menor incidencia de ciertas enfermedades habituales en el mundo occidental, como la enfermedad cardiovascular, la hipertensión, la obesidad, la diabetes tipo 2 o ciertos cánceres. Sin embargo, el uso de este tipo de dietas tiene también una serie de riesgos, como deficiencias de vitaminas, minerales y otros nutrientes, que pueden ser más acusadas en niños y adolescentes. Los niños vegetarianos no muestran una prevalencia elevada de obesidad u otros problemas derivados de una dieta omnívora desequilibrada, pero con una dieta vegetariana mal diseñada y excesivamente restrictiva pueden presentar enfermedades carenciales y problemas en el crecimiento. Los adolescentes, en particular, necesitan una cuidadosa supervisión de la dieta, puesto que en ocasiones el inicio del vegetarianismo es el primer indicio de un trastorno de la conducta alimentaria. Como podemos intuir, el seguimiento de una dieta vegetariana en la infancia es la consecuencia de su práctica por parte de los padres o los cuidadores. En cambio, el inicio de dietas vegetarianas en la adolescencia suele ser consecuencia de las ideas éticas, filosóficas o religiosas que se adquieren en esta etapa. Otras veces los motivos pueden ser sólo estéticos o de imitación del proceder de sus ídolos o compañeros.