🧓 ¿Puede la evaluación geriátrica integral prevenir hospitalizaciones? Evidencia clave para equipos de salud
🩺 Introducción
La atención de personas mayores con alta vulnerabilidad representa un desafío creciente para los sistemas de salud. Con el envejecimiento de la población, es cada vez más frecuente atender a adultos mayores con riesgo de caídas, deterioro funcional y múltiples condiciones crónicas. En este contexto, surge la Evaluación Geriátrica Integral (EGI) como una estrategia multidisciplinaria para mejorar los resultados clínicos y funcionales de este grupo. Pero, ¿realmente funciona cuando se aplica en pacientes que viven en su domicilio?
Una revisión sistemática Cochrane publicada en 2022 evaluó el impacto de la EGI en adultos mayores con alto riesgo de caídas que residen en sus hogares. El objetivo de este artículo es presentar los hallazgos más relevantes de dicha revisión y discutir sus implicancias para la práctica clínica. La pregunta central es clara: ¿vale la pena implementar la EGI en el entorno comunitario? Acompáñenos en este análisis basado en evidencia.
📉 1. Efectos de la EGI en la mortalidad: ¿esperanzas moderadas?
Aunque se esperaría que una intervención tan completa redujera significativamente la mortalidad, los datos muestran lo contrario. La revisión Cochrane encontró que la EGI no generó una diferencia significativa en las tasas de muerte en un periodo de seguimiento de 12 meses (RR 0,88; IC 95%: 0,76 a 1,02).
Esto sugiere que, si bien la EGI tiene valor, no necesariamente prolonga la vida en este perfil de pacientes. Sin embargo, es importante destacar que mantener la calidad de vida y prevenir deterioros funcionales puede ser tan valioso como prolongar la supervivencia.
🏠 2. Permanecer en casa: impacto en los ingresos a residencias
Uno de los grandes temores de muchos adultos mayores es terminar en una residencia de larga estadía. La EGI mostró un efecto mínimo sobre este desenlace: no se observó una reducción significativa en el ingreso a residencias (RR 0,93; IC 95%: 0,76 a 1,14).
Aunque la evidencia es de alta certeza, la falta de impacto relevante sugiere que otros factores sociales, económicos y familiares también influyen en esta transición. Esto invita a pensar en estrategias complementarias a la EGI, como programas comunitarios de apoyo y redes familiares activas.
🏥 3. Hospitalizaciones no programadas: aquí sí hay un posible beneficio
En este punto, la EGI mostró su mayor promesa. La evidencia (aunque de baja certeza) sugiere que podría reducir el riesgo de hospitalizaciones no programadas (RR 0,83; IC 95%: 0,70 a 0,99). Esto representa una oportunidad valiosa para equipos clínicos que buscan prevenir complicaciones y reducir costos hospitalarios.
Una menor tasa de hospitalización puede reflejar un mejor monitoreo, una planificación anticipada y una atención más centrada en el domicilio. Esto resulta especialmente útil en contextos de sobrecarga hospitalaria o en zonas con difícil acceso a centros asistenciales.
🚨 4. Servicios de urgencia y eventos adversos: falta de evidencia robusta
Cuando se trata de visitas a servicios de urgencias y caídas graves, la EGI no demostró beneficios concluyentes. Los estudios incluidos son escasos y con evidencia de certeza muy baja.
Esto no significa que no haya impacto, sino que los datos actuales son insuficientes para establecerlo. El llamado es claro: se requieren más estudios bien diseñados para explorar estos desenlaces, especialmente en entornos donde los recursos de urgencias son limitados.
📊 5. Desafíos metodológicos y proyecciones futuras
Los autores de la revisión identificaron varias limitaciones: muchos estudios no lograron cegar adecuadamente a los participantes, y sólo tres ensayos presentaron bajo riesgo de sesgo en todos los dominios.
Pese a ello, la evidencia sugiere que implementar EGI podría ser una herramienta útil en la prevención de hospitalizaciones. A futuro, será clave estandarizar instrumentos de evaluación, integrar tecnologías de monitoreo remoto y capacitar a equipos interdisciplinarios en contextos domiciliarios.
🧠 Conclusión
La Evaluación Geriátrica Integral domiciliaria representa una intervención con potencial clínico en personas mayores con alto riesgo de caídas. Aunque no mejora la mortalidad ni reduce de forma significativa los ingresos a residencias, podría ayudar a prevenir hospitalizaciones no programadas. Para los equipos de salud que trabajan en atención primaria o domiciliaria, este enfoque puede optimizar la gestión clínica y mejorar la experiencia del paciente.
Es hora de repensar nuestras estrategias asistenciales. ¿Está su institución preparada para integrar evaluaciones geriátricas integrales en el entorno comunitario? Revise sus protocolos y considere la EGI como parte de una atención centrada en la persona y basada en evidencia.