🏃♂️ Rehabilitación tras cirugía de LCA: el gran desafío clínico que no puede esperar
👋 Introducción
La reconstrucción del ligamento cruzado anterior (LCA) es una de las cirugías más frecuentes en medicina deportiva, con más de 175.000 procedimientos anuales solo en Estados Unidos. Sin embargo, la realidad clínica es preocupante: apenas un tercio de los atletas logra volver a su nivel deportivo previo. ¿La razón? Programas de rehabilitación incompletos, con escasa estandarización y una deficiente descripción de variables críticas que limitan la práctica clínica y la investigación.
El artículo de Poretti y colaboradores (2024) ofrece una revisión panorámica de la naturaleza de los programas de rehabilitación post-ACLR, mostrando vacíos serios en la manera en que se reportan los protocolos. Esta publicación sintetiza los hallazgos y propone claves prácticas para los profesionales de la salud que enfrentan este desafío en su día a día.
💪 1. El impacto real de la cirugía y la rehabilitación
Tras una reconstrucción de LCA, los atletas suelen enfrentar limitaciones persistentes de la rodilla, reducción de la actividad física, menor calidad de vida y riesgo elevado de artrosis temprana.
La rehabilitación es extensa, con plazos de 9 a 12 meses, e incluye componentes de fuerza, equilibrio, pliometría, agilidad y carrera con cambios de dirección. Pero la evidencia revela que estos programas, aun siendo largos, no siempre se diseñan ni se reportan de manera que asegure una recuperación funcional completa.
📊 2. Lo que falta en la investigación: variables críticas omitidas
La revisión identificó que ningún estudio reportó en forma adecuada todas las variables agudas del programa (APVs) ni los descriptores de ejercicio (EDs).
- El número de repeticiones fue la variable más descrita (51%).
- Elementos clave como orden de ejercicios, intensidad, duración y progresión estuvieron ausentes en la mayoría de los protocolos.
Esto genera una brecha clínica: los profesionales carecen de guías claras para replicar o adaptar programas con seguridad.
⚖️ 3. Modalidades de programas: entre lo unimodal y lo multimodal
De los 17 estudios revisados:
- 5 usaron solo fuerza.
- 3 combinaron fuerza con ejercicios metabólicos.
- 7 incluyeron tres o más modalidades (fuerza, agilidad, equilibrio, pliometría).
Los resultados muestran que los programas multimodales ofrecen mayores beneficios potenciales, pero la ausencia de detalles metodológicos impide recomendar configuraciones óptimas en la práctica clínica.
🛡️ 4. Seguridad y eficacia en riesgo
La falta de reporte de APVs y EDs no es un detalle menor.
- Desde la perspectiva de seguridad, sin parámetros claros los clínicos no pueden proteger la rodilla operada en momentos críticos de la recuperación.
- Desde la eficacia, la dosificación inadecuada limita la posibilidad de mejorar fuerza, control neuromuscular y desempeño deportivo.
La consecuencia: protocolos difícilmente replicables, pacientes expuestos a riesgos de re-lesión y menor confianza en la literatura científica.
📑 5. Hacia una rehabilitación estandarizada y clínica
Los autores subrayan la necesidad de implementar plantillas de reporte como CERT (Consensus on Exercise Reporting Template) y TIDieR (Template for Intervention Description and Replication).
Adoptar estas herramientas permitiría a la investigación:
- Ofrecer protocolos replicables.
- Favorecer la traducción clínica.
- Proteger la seguridad del paciente.
- Impulsar la confianza en programas de rehabilitación basados en evidencia.
🎯 Conclusión
La revisión de Poretti et al. es una llamada de atención: la rehabilitación post-ACLR carece de reportes completos que permitan a clínicos aplicar protocolos seguros y efectivos. Para los profesionales de la salud, este vacío representa tanto un riesgo como una oportunidad.
Aplicar criterios de dosificación claros, exigir reportes estandarizados y combinar modalidades de entrenamiento son pasos críticos para mejorar la recuperación y garantizar un retorno seguro al deporte.
👉 La pregunta es: ¿estamos preparados para transformar la evidencia incompleta en protocolos clínicos robustos? El futuro de la rehabilitación deportiva lo exige.